No son cucharitas al uso. Pero te aseguramos que con este entrante navideño tan sencillo y fácil de hacer, tu aportación a la mesa familiar será éxito asegurado. Más que éxito, será el bocado-pecado del que todo el mundo se acordará en las próximas reuniones, ¡ten cuidado!
A pocas horas de sentarnos a la mesa de Nochebuena y en plena época festiva, Todo el lío que hay que montar y organizar para que todos nos sentemos en la mesa a disfrutar, es digno de admiración. Por eso, lo mejor es cocinar cosas ricas, rápidas y merecedoras de estas en la mesa en fechas tan señaladas. Y con el entrante que proponemos hoy, estarás en tu salsa (nunca mejor dicho).
Por supuesto, entendemos que a estas horas seguramente tengas el planning más o menos estabilizado. Lo que irá primero, los acompañamientos, los segundos, el postre y hasta la bebida. Pero, por si acaso te ha tocado algún marroncillo de última hora o, por si fuese el caso de que seas un poco desastre… Tenemos una pequeña y exitosa solución para ti.
¿Lo más fácil siempre qué es? A nuestra pregunta, tu respuesta debería ser: ¡los entrantes! Y sí, si la cosa va de entrantes, tenemos una pequeña y sencilla
receta con la que triunfarás, ya verás. Cucharillas rellenas que, oro parece, plata no es… Eso sí, lo vamos a decir con preaviso… Te harás tan famosa, que te pedirán que lo repitas una y otra vez, ¡ya te lo advertimos!
Ingredientes:
Pasta brisa
Aceite
(Cucharas de porcelana)
Relleno al gusto (para el relleno, fácil, desde ensaladilla rusa al estilo tradicional, hasta carpaccio, mezcla de bocas de mar con mayonesa, atún con toques picantes… ¡Todo lo que se te ocurra!)
Preparación:
Lo primero que tienes que hacer el “estirar” la masa brisa en un lugar seco y limpio.
La cortamos en pequeños rectángulos (tamaño cuchara) y, posteriormente, la ponemos encima de una cuchara sopera, dándole la forma (sin aplastar, ni apretar) y quitando todo lo sobrante
Una vez que tengamos varias hechas, las metemos en el horno (a alta temperatura y siempre vigilando la cocción)
Después de unos 10 minutos, la masa ya estará dorada y en su punto ideal. La sacamos y, con cuidado por que no se rompan, retiramos cada cucharita de pasta de su “molde” (Y las guardamos en un lugar en el que se mantengan bien, sin humedad, ni frío, hasta que vayamos a servirlas -¡duran días!-)
Ahora, cuando hagas el relleno (al gusto), solo tienes que colocar una pequeña porción en la parte ahondada de la cuchara y… ¡Listas para servir!