Tejer, hacer un bordado o liarte con el punto de cruz puede ser tan beneficioso como una sesión de yoga y sólo necesitas hilo y aguja.
Recientes estudios demuestran que el
knitting o punto en particular, y el coser en general,
relaja el cuerpo y la mente,
reduce los niveles de estrés y ayuda a
ejercitar la memoria, activando las mismas áreas del cerebro que una sesión de yoga. De hecho, cuando nos sentamos a tejer, nuestra frecuencia cardíaca disminuye, respiramos más lenta y profundamente y aumenta nuestra coordinación manual.
Así, hacer punto o ganchillo ha pasado a considerarse como una nueva terapia para personas que sufren enfermedades crónicas, pues les ayuda a aliviar el dolor y a olvidarse de su enfermedad durante un rato.

Desde hace un tiempo han comenzado a surgir talleres de costura y punto para que las personas que necesitan relajarse o simplemente quieren aprender a tejer se unan bajo un mismo techo y puedan socializar y pasar un buen rato a través de esta actividad. De hecho, al salir de una clase colectiva de costura, los asistentes han dicho sentirse plenos, de mejor humor y relajados. Si a los factores físicos y emocionales les sumamos lo que podrías ahorrar en prendas de croché esta primavera y de punto el próximo invierno sólo queda concluir que es el momento de ponerse manos a obra.