9 maneras de levantar una tarde de domingo mala
El aperitivo con los amigos, una exposición con tu chico, una tarde de cine, paseos en bici… No entendemos cómo puede alguien si quiera decir que el domingo pueda ser aburrido. Y si eres de las que lo piensan, lee esto bien: solo hace falta un giro de 180 grados para cambiar de idea. ¡Refrescante!
El día sagrado de la semana, ¿cómo puede acaso alguien atreverse a decir que es horrible? Vale que cuando llueve, hace frío o cualquiera de las terribles opciones climáticas con las que nos acosa el invierno, podamos cansarnos un poco. ¿Pero decir que es aburrido?
Eso ya es ir demasiado lejos. Porque un domingo podrá ser de todo, pero jamás aburrido. A no ser que seamos nosotras las que pequemos de aburridas. Y hasta para eso tenemos una solución.
Consejos (e ideas) tenemos muchos, pero comencemos por lo primero, sentemos las bases. Un domingo, -nos permitimos el lujo de repetir- no es, ni será jamás, horrible. Porque, básicamente, tiene todos los ingredientes para ser perfecto. El día del descanso, del no hacer nada, de las no llamadas de trabajo, del disfrute, de la diversión… Y podríamos seguir, pero mejor vamos por partes.
Una vez explicadas, a grandes rasgos, todas sus bondades. Y aunque nos empeñemos en recalcar que es el preaviso más certero de la semana, solo nos queda pensar qué podemos hacer para disfrutarlo. Apagar (o pasar, depende del caso) el móvil, levantarte tarde, darte un capricho en el desayuno… Reponer pilas y a la calle, ¡la ciudad está hecha para ti! Literal.
Y ahora, te toca a ti y a nadie más que a ti, saber aprovecharlo. Con quién quieras, como quieras y donde quieras. Un paseo por el parque más bonito con su posterior Vermut (al sol, cuando se pueda), una paella alrededor de una gran mesa, una exposición de arte, una sesión de cine de tarde (chucherías y palomitas incluidas), sesión de belleza y merienda con tus amigas, ¡un picnic! Pintar, bailar y hasta soñar ¿Por qué no?