Ya estamos en verano, la temporada más añorada. Aunque lo aceptamos con gusto, nuestros ritmos se paralizan y nuestra rutina invernal estricta de trabajo se ve trastocada entre vacaciones, jornadas intensivas y tardes de piscina. Como sabemos que el apetito se nos cierra y que el cuerpo nos pide más una cañita y unas tapas en una terraza que un plato de legumbres, vamos a darte unos consejos para reducir (al máximo posible) los estragos de esta estación.