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Rossy de Palma, asimétrica y libre: "Hay que celebrar lo que somos"

Rotunda y tan segura de sí misma como nos tiene acostumbradas, Rossy de Palma nos habla de belleza, de la única, de la que no se repite, y de la mejor forma de ser perfectas: siendo diferentes.
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Rotunda y tan segura de sí misma como nos tiene acostumbradas, Rossy de Palma nos habla de belleza, de la única, de la que no se repite, y de la mejor forma de ser perfectas: siendo diferentes. 11:15 de la mañana. “A mí me encanta L’Officiel, sí, me gusta mucho”, nos recibe una fiel seguidora de las cabeceras de moda y habladora Rossy de Palma, en las bambalinas de una tienda de Madrid. Hasta allí nos desplazamos para conocer qué tiene que decirnos sobre su concepto de belleza que, por lo que ya intuimos, es mucho. Y, efectivamente, nos sentamos ante alguien que no habla de belleza en plural, sí en singular, para hacer referencia a una mirada única, un perfil exclusivo y un beso irrepetible. Porque cada mujer es incomparable, cada hombre, también, y sólo por eso cada persona es una oportunidad y, como bien sabemos, las oportunidades hay que celebrarlas. Una celebración que Rossy de Palma aplaude y vitorea dando vida a una línea de maquillaje creada en colaboración con la firma de cosmética M·A·C. Un trabajo en equipo para disfrutar individualmente porque, si algo hemos aprendido de nuestra charla con ella, es que la belleza es única y sólo por eso cada mujer y hombre necesitan tener sus propios productos, y no uno creado para una masa. Un objetivo convertido en realidad con una colección tan variada y dorada que ningún ojo, pómulo y labio va a volver a ser idéntico a otro. Una defensa de la diferencia y asimetría que defiende desde ese ADN que tanta gloria le ha dado por poseer, además de una personalidad creativa y extrovertida, rasgos Picassianos que la sitúan más cerca del arte que del cine, aunque para la pequeña y gran pantalla sí sea perfecta. Es perfecta en su imperfección y, aunque ella sigue sin saber qué pasó en su gestación para tener tantos perfiles –ninguno bueno, según la actriz-, lo cierto es que su peculiar fisonomía nos lleva al punto de partida, donde casi siempre suele estar la respuesta a cualquier pregunta: ser diferente es la mejor manera de ser única y, si no te repites, entonces, tienes que celebrarte. Y nosotras celebramos la oportunidad que nos ha regalado de charlar con ella para conocerla, cosméticamente hablando, un poco más. Porque Almodóvar, hace ya muchos años, hizo el resto. Mucho color y fusión, ¿qué inspiración has seguido para crear esta colección? El absurdo. Echar imaginación a las cosas y hacerlo de la manera más absurda, algo que me encanta, es todo lo que he necesitado para crear una colección tan loca como mi personalidad, que pueda gustar a una amplia mayoría de mujeres y hombres, porque los hombres también tienen derecho a maquillarse, y así satisfacer muchos gustos. Una inspiración Picassiana, ¿puede ser? Más que el cubismo de Picasso, yo destacaría el dadaísmo. Sí, soy más dadaísta que cubista, aunque me sitúen como musa de Picasso sin ni siquiera coincidir en tiempo ni espacio. Fíjate, no me conoció y, sin embargo, parecemos tan iguales… Me gusta lo absurdo y la invención, así que estoy más cerca del dadaísmo, de ahí esta colección. Mezcla de colores, tonalidades, un labio rojo aquí, un ojo negro allá. Queda claro que el arte vive muy dentro de ti y que, además de dedicarte a él, te gusta llevarlo encima de manera inspiracional... Sí, totalmente. El arte me hace bien y me di cuenta que estaba ligada a la sensibilidad del arte durante la representación que hice de la obra Resilencia de amor, en el Teatro Español. Allí fui consciente de la energía que me aportó y de lo íntimamente relacionada que estaba la obra con la belleza de la asimetría. Del arte al teatro. ¿Qué justifica el uso de los marcos en la imagen de lanzamiento de la colección? La misma obra y el arte, nuevamente. La idea de los “frames” o pequeños cuadros que actúan como lupa para ver el detalle de las cosas me vino de la representación y sus actos, también, de alguna manera, de Henri Mattise y sus superposición de colores y el que hace René Magritte de los objetos sobre el rostro humano. Entonces, descartamos la figura humana como fuente de inspiración para dejar todo el protagonismo al ámbito artístico… Sí. Bueno, no. Es cierto que no me he inspirado en nadie en concreto, pero ahora que lo mencionas, puede que haya mucho de Avedon y Andy Warhol en todo esto. De ambos, porque esta creación es una oda a la libertad. Por una parte al clasicismo de Avedon y sus años 50, con el ojo blanco y la raya negra; y a partes iguales al POP de Warhol, con su fuerza nocturna en colores que te hacen remontarte a su emblemático Studio 54. Hasta allí me voy para recordar una noche en Nueva York con Pedro Almodóvar, creo que para el estreno de Mujeres (se refiere a Mujeres al borde de un ataque de nervios, de 1988). Iba muy en esa dirección que ahora he tenido la oportunidad de recrear en una línea de maquillaje. Qué curioso. Amante del color como eres, si tuvieras que destacar uno, ¿cuál te representa mejor? El rojo pasión. Yo es que soy muy exagerada y todo lo que sea fuerte y brillante me gusta. También elegiría el rosa fucsia de las buganvillas de Yves Saint Laurent. El plata y el dorado. Seguro que hasta alguno más… pero muy en esa línea. ¿Y ese truco de belleza confesable al que echar mano cuando se sale de la rutina diaria? La no hidratación de la piel en los aviones. Puede parecer una locura, pero cuando viajas en avión el error es hidratarse la piel y lo acertado es impedir que se hidrate. La razón no es otra que el taponamiento que sufren los poros por la falta de oxígeno, así que cuanto más producto llevemos encima, más daños sufrirá la piel. Basta con unas ampollas que ayuden a que el rostro transpire casi igual que subirnos al avión con, únicamente, la cara levada. Menos mal que en este aspecto hemos evolucionado, porque cuando tenías que viajar con aquel maquillaje que parecía cemento y no podías gesticular, era la peor sensación del mundo. ¿Y para la rutina del día a día? Limpiador y tratamiento natural del rostro. Base hidratante, factor de protección que dé un aspecto satinado y estar dotada por la varita mágica de una buena genética. Yo tengo muy buena piel y eso es un acierto porque en cuestión de cosmética menos es más. Y eso que voy a necesitar otra vida para utilizar todos los productos de belleza que tengo. Puede que en mi siguiente reencarnación. ¿Qué zona del rostro potencias por el día? El labio. ¿Por la noche? La pestaña. Un buen “pestañón” es fundamental para alargar el ojo y potenciarlo con una sombra de ojos ahumada. Como los años 90 de Robert Palmer. Un vestido negro que estilice y una melena estirada y recogida. Y hablando de tu pasión por la fusión, ¿intentas que ropa y maquillaje vayan en sintonía o mejor algo rompedor? Siempre, siempre, siempre en consonancia. Bien sea para dar contraste o para seguir una misma línea de tonalidades. Pongamos la mirada en el futuro. Rossy de Palma y 80 años, tal vez. ¿Qué no puede faltar en tu rostro? Una ceja bien marcada y unos labios rojos. Muy marcadas nos hemos quedado nosotras después de esta gran descubrimiento y de la confesión, en primera persona, de lo importante que es aceptarse a una misma y celebrarse. La aceptación de la asimetría y la reafirmación de tener dos ojos totalmente diferentes de nacimiento y una nariz torcida desde la toma de la Primera Comunión. Hay que evitar, como hace ella, caer en el error de esconder nuestras facciones por miedo al rechazo. Porque al escondite sólo jugó en las tardes de juego de la infancia.

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