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¿Te sientes vacía después del sexo?

Después del acto sexual, todo queda en la mirada, en los labios, en la piel.
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Después del acto sexual, todo queda en la mirada, en los labios, en la piel. Sin embargo, algunas personas, por mucho que busquen, lo único que encuentran es una sensación de vacío. Tiene nombre y apellidos. Es la disforia poscoital, uno de los desórdenes más silenciosos de la sexualidad. Pero, ¿por qué se habla tan poco de ella? Puede que porque lo normal, en el mundo, sea sentirse bien y feliz después de haber tenido una relación sexual. O puede que porque no nos guste aceptar que existen situaciones así. Tal vez porque la sociedad está más preocupada por el instante que por lo que viene después y porque, nos guste o no, haya dado más importancia al cuánto y no al cómo. En cualquier caso, solo son teorías. Mientras tanto, hay personas que después de haber tenido una relación sexual, experimentan emociones amargas sin entender el motivo. Y eso no significa que no hayan disfrutado. Todo lo contrario. La terapeuta sexual y psicóloga de pareja Denise Knowles cuenta que la tristeza post sexo es más común de lo que creemos y no está relacionado necesariamente con algo traumático en el individuo. Lo explica así:

“Tener sexo es un acto altamente íntimo y un orgasmo libera gran cantidad de hormonas que promueven el vínculo afectivo y la sensación de bienestar. Estas hormonas se reducen significativamente después del cenit del orgasmo, y al separarse de la intimidad que lo provocó, surge un sentido de tristeza.”

Miedo al rechazo o incluso al abandono cuando acabamos de ser abrazados, ansiedad cuando hace un instante eran los besos los que nos dejaban sin aliento, frustración, melancolía o tristeza. La propia palabra se presenta a sí misma. La disforia no es otra cosa que lo opuesto a la euforia. Pero, ¿de dónde sale esta mezcla tan inesperada de emociones? Robert Schweitzer, psicólogo de la Universidad de Tecnología de Queensland, también se ha interesado en este trastorno. Su equipo ha querido saber qué nos sucede exactamente después de una actividad sexual consentida; es decir, en la llamada fase de resolución. En los resultados, ha habido respuestas para todos y también ha aparecido la disforia poscoital, que él ha bautizado como blues (en inglés, bajón) post-sexo. Por eso Schweitzer señala que puede ser algo muy frecuente. Más de lo que (queremos) creer.

Desde 5 minutos a 2 horas y en todo tipo de relaciones. La tristeza poscoital es independiente del placer del acto sexual. Una de las teorías sostiene que se trata de una función orgánica; es decir, de una respuesta del cuerpo ante la regularización de las hormonas de bienestar, amor y éxtasis a su estado normal, la homeostasis.

Esto no significa que debamos conformarnos. Pedir ayuda es lo más valiente que se puede hacer en estos casos y siempre. Existen terapias que pueden reducir los síntomas si el origen es sexual. Si es emocional, también hay solución pero quizá pasa por hablar a solas con tu corazón.

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