Peca pero con gusto
Ir a una buena pastelería en la capital está tan de moda como ir de gastrobares. El universo pastelero ha abierto sus puertas emulando grandes salones, o el mismo de tu casa, y lugares apacibles donde retomar la vieja idea del café de tertulias. Se han convertido en tiendas que harían las delicias de la Marie Antoinette de Sofía Coppola y en cómodos sitios donde conversar en sillones y sillas tapizadas y, de paso, darte un capricho pero casi de alta pastelería.